En 1908, la Kunsthalle de Bremen se convirtió en uno de los primeros museos alemanes en adquirir una obra importante de Édouard Manet (1832-1883): el Retrato de Zacharie Astruc de 1866. Esta pintura no sólo muestra una efigie de su amigo, el crítico, escritor y artista Zacharie Astruc, sino sus gustos y sus pasiones compartidas, representadas mediante los objetos reunidos en el cuadro. Además de las plumas y los libros de Astruc, encontramos un álbum de xilografías japonesas que alude al entusiasmo del momento por el arte japonés; la faja roja es un discreto guiño al amor de Astruc por España y por la pintura española; y el instrumento de cuerda que se ve al fondo lo identifica como compositor y músico.

Estos atributos aluden a fuentes fundamentales de inspiración que influyeron de manera decisiva en el revolucionario estilo pictórico de Manet. El cuadro no es simplemente el retrato de un individuo, sino la encarnación del gusto moderno y la plasmación rotunda la estética de la década de 1860 que el pintor y el modelo compartían. Así lo confirman sus contemporáneos: sólo cuatro años después, Henri Fantin-Latour pintó la escena de Manet retratando a Astruc. Al fondo situó a artistas e intelectuales como Claude Monet, Pierre-Auguste Renoir y Émile Zola, cuya presencia demuestra la extraordinaria importancia que se atribuyó ya en fechas muy tempranas a este retrato, considerado desde el principio una declaración artística clave de su tiempo y un manifiesto de la pintura moderna.

El catálogo generosamente ilustrado, que acompaña a una gran exposición celebrada en la Kunsthalle de Bremen, ofrece una nueva perspectiva sobre el arte de la década de 1860 en París a través de la amistad entre Manet y Astruc y de sus redes creativas. Además de los famosos cuadros del primero, se publican aquí por primera vez muchas de las poco conocidas obras del segundo. Una investigación exhaustiva sobre este último, su relación con Manet y el París de aquellos años convierten el presente volumen en una importante obra de referencia.

Dorothee Hansen estudió Historia del Arte, Arqueología Clásica e Historia Medieval en Múnich, y en 1992 se doctoró con una tesis dirigida por el profesor Hans Belting. Tras un periodo de formación en la Hamburger Kunsthalle, en 1995 se convirtió en conservadora de Pintura de los siglos XV-XIX en la Kunsthalle Bremen, de la que es subdirectora desde 2008. Hansen ha comisariado exposiciones como Van Gogh: Fields (2002-2003), Monet and Camille: Portraits of Women in Impressionism (2005-2006), Edvard Munch: Enigma behind the Canvas (2011-2012), Émile Bernard: On the Pulse of Modernism (2015) y Max Liebermann: From Leisure to Modern Sport (2016-2017).